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VAMPIMEDIAS por MARTÍN BORBOA






Marcela: Mi existencia acaba de dar un giro espantoso, estoy completamente defraudado, la estructura de mi vida se ha destrozado y solo pienso en venganza. Quiero contarte lo que ha pasado y después me pondré en contacto contigo. Como sabes, Catalina y yo fundamos la empresa “Vampimedias” desde hace ya cuatro años, y hemos logrado gran impacto dentro del mundo de la moda y de la conciencia del reciclaje. Damos empleo a mucha gente, son grandes las ventas que logramos, y cada vez son mejores los contratos que tenemos tanto con sex shops como con grandes tiendas departamentales.

Por eso, a primera vista, no podrás creer tan fácil lo que Catalina esconde atrás de esta positiva y exitosa fachada. En nuestro equipo empresarial, yo fui el que tuvo la idea de hacer camisas para caballero con material textil antibacteriano, de modo que por si solas evitaran el mal olor, yo fui uno de los principales importadores para el mercado mexicano de los parches anticonceptivos (que liberan hormonas) de los parches para dolor de espalda (que liberan calor) y para la menopausia (que liberan estrógenos). Yo mismo fui el que pensó entonces que si un parche podía “meter” algo al cuerpo humano, también otro podría “sacar” algo, y por eso visité compañías que han trabajado polímeros superabsorbentes que acomodé en varias capas fibrosas, que funcionan como compresas sanitarias, muchísimo más poderosas que las usadas en toallas y pañales.

Usando diferentes combinaciones, logré crear un material que tiene una super absorción reactiva a la humedad, al calor, y finalmente, al sudor humano. Su función es sacar sangre. Tiene una capacidad succionadora asombrosa, y puede retener lo absorbido durante meses en forma de plasma, mientras capta más y más fluido. Este material sanguívoro lo patentamos a través de la Notaria de tu esposo, ¿recuerdas?, bueno, pues ahora te doy más detalles de todo esto, pues Catalina ha decidido sacarme del juego amenazándome.

Mi vida peligra y por eso he decidido enfrentarla y darle una batalla por la que se va acordar de mi toda su vida. Cuando éramos chicos, Catalina y yo fuimos vecinos y muy buenos amigos. Cada vez que su papá le rompía la boca ella venía a mi casa y yo la consolaba, le daba cariño y trataba de compensar aquel constante maltrato. Su boca ensangrentada, sus labios frecuentemente reventados me daban a la vez la oportunidad de ser su consuelo, el pilar de su ánimo, y por ello no fue extraño para nadie que con el tiempo hayamos decidido casarnos. Pero ¿Qué crees? Ahora después de años de matrimonio me vengo a enterar que no es verdad que su padre le rompiera la boca y ella saliera corriendo a buscar refugio conmigo, sino que ella resultaba con la boca sangrante porque le mordía el cuello a su propio padre, y una vez que saciaba su hambre o su locura, entonces le entraba una pasión carnal que venía a satisfacer conmigo, y mientras ella y yo quedábamos exhaustos en mi recámara, en su casa quedaba su mamá ayudando a su padre a reponerse, a limpiarse, por eso el viejo siempre estaba cansado.

De alguna forma tuvo a esa hija y por algo muy duro habrá decidido aceptar cargar con ese peso, soportar que su propia hija le chupara la sangre y todavía después se fuera a casa del vecino a calmar las ganas de placer. Bueno, pues así fue todo el tiempo de nuestra adolescencia tardía e inicio de la edad adulta. Nos casamos al terminar yo mi carrera de química. Ella siempre uso lencería muy bonita porque sabía que a mi eso me excitaba demasiado, las medias siempre han sido mi prenda femenina favorita, y desde muy jóvenes ella misma se las ponía para nuestros encuentros íntimos, me sorprendía con diferentes modelos, dibujos y texturas. Tanto era mi gusto por el nylon y tanto el que ella se ponía para mí, que por eso fuimos de luna de miel a Nueva York y a Londres, ya que dicen que el nombre del material viene de las siglas “NY” y “Lon”, que son esas dos ciudades donde se manufacturó por primera vez. Fue un viaje de locura amatoria y éxtasis tremendo que puso a prueba nuestra fuerza juvenil.

Yo siempre preferí que se pusiera medias lisas supertransparentes, y precisamente por lo delicadas que son, era frecuente que se llegaran a romper en medio de nuestros asuntos, y por eso, semanalmente desechábamos dos o tres pares. De ahí surgió mi interés por buscar opciones de reciclaje. Por otro lado, para mi era incontrolable el deseo de darle sexo oral de forma prolongada. Al quedar mi rostro cerca de sus medias, yo pasaba de besar su sexo a besar sus piernas. En algún momento de creatividad o de juego, ella misma decidió ponerse una media en la cara, lo cual debo admitir que para mi resultó un ejercicio fetichista sumamente excitante, novedoso, me daba la sensación de estar con una extraña que se comportaba como mi mujer. Era fascinante. Sin embargo por las cosas que acabo de encontrar, resulta que en verdad mi mujer ha sido una perfecta extraña, a la cual ahora le declaro la guerra. En una de esas veces que se cubrió la cara con una media mientras teníamos sexo, al quedar cegada por no poder abrir los ojos, me dio un fuerte golpe en la boca, me aflojó un diente y me salió sangre, y como seguíamos besándonos, la media que la cubría se manchó de sangre.

Ese sabor nos trajo a ambos recuerdos de la juventud, cuando hacíamos el amor mientras yo la besaba consolándola por los supuestos golpes que le daba su padre. La constancia de nuestra intimidad se vio refrescada con ese recuerdo, por lo que la media cubriendo su rostro se volvió un elemento permanente, así como ya lo eran las medias, liguero o pantimedias con que se presentaba a nuestra cama. Las sesiones de sexo oral que tanto me gustaba brindarle me esclavizaron, y como ella me daba un gusto enorme al satisfacer mi fetichismo, me parecía que íntimamente éramos una pareja perfecta.

Ella llegaba con medias en sus piernas y una más cubriendo su rostro, pero casi siempre con la boca sangrante, y aunque ya no era (supuestamente) el papá quien se la reventaba, yo llegué a pensar que se la reventaba ella sola, como una condicionante para el placer, como si fuera su propio fetiche, y precisamente por eso, no le cuestionaba nada. Basado en esas sesiones sexuales con sangre en la boca se me ocurrió comprarle unas pantimedias rojas para disimular un poco la mancha. A ella le encantaron, así que me dediqué a comprarle todo rojo, medias, ligueros y pantimedias de todo tipo, casi todas supertransparentes.

Ella prefirió las pantimedias y te diré porqué. Antes de penetrarla yo rasgaba la parte del calzón de las pantimedias, lo cual a ella le generaba una extrema excitación, le emocionaba que se las desgarrara. Ese breve acto de violencia contra una prenda en su cuerpo le inyectaba una tremenda energía y lujuria de la que yo era el principal beneficiado, así que ya te imaginarás, se las destrozaba con el mayor gusto y salvajismo. Las medias rojas no eran tan comunes en ese tiempo, y por eso decidí ya no buscarlas, sino producirlas. Me pareció una buena inversión y acción de equipo: yo podría desarrollar comercialmente mis conceptos sobre materiales textiles, y Catalina su pasión por el diseño de ropa.

Nos asociamos con una empresa en problemas financieros, la rescatamos y al final compramos todas las acciones. Esta transacción también la registramos en la Notaria de tu esposo. Así nació “Vampimedias”, especializada en medias rojas de diseños notoriamente eróticos y prácticos para las relaciones sexuales. Catalina se inspiró en la fascinación por el sexo oral que yo le proporcionaba, y propuso ese modelo tan exitoso que tiene un corte en forma de V que permite arrancar la sección centro frontal de las pantimedias sin deshilarla, de modo que la usuaria pueda ser receptora de una prolongada sesión de sexo oral sin fastidiar por ello la prenda. Por mi lado, la investigación del material sanguívoro que te narraba al principio, me permitió desarrollar uno con altísima capacidad absorbente que se activa con sudor humano. Ese fue precisamente el que colocamos en el resorte de la cintura de las pantimedias que fabricamos.

El resorte fue lo ideal porque al ser elástico, tiene capacidad de dilatarse al ir acumulando el plasma. Al irse hinchando da la impresión de haber dado de sí, sin levantar sospechas. Hicimos varios modelos de prueba y experimentamos durante meses. Ella dirigía el asunto, yo solo tenía cabeza para dos cosas, investigar materiales y amarla. Me tenía fascinado con su forma de complacerme, de satisfacer mis fantasías y de brindarme todo el sabor tierno y tibio de su sexo, de cubrirse totalmente de nylon y dirigirse a la cama para tenerme contento. ¿Cómo podría yo haberle negado algo a ella?. El resorte de las pantimedias lo fabricamos de este material sanguívoro, va sin forro de modo que hace contacto directo con la piel de la cintura. Tiene adicionado un compuesto dilatante que además de abrir los poros, relaja las paredes de los vasos sanguíneos.

El resorte absorbe y sirve como depósito portátil para la sangre extraída guardándola como plasma. Las sustancias añadidas solo facilitan la apertura temporal de los poros y vasos, los cuales después de un rato, se cierran nuevamente.
De esta forma hemos extraído sangre de miles de mujeres sin que se den cuenta. También hicimos el agresivo programa de reciclaje, en el que a cada mujer que nos trae sus pantimedias rotas, le damos dos nuevas. Irresistible ¿verdad? Al recibir las “Vampimedias” de desecho les solicitan nombre, teléfono y dirección a las consumidoras, es lo menos que podemos pedir a cambio de regalarles dos pantimedias nuevas cada vez. Así hemos creando un gran directorio de mujeres que yo pensaba solo era para fines de mercadotecnia.

Con lo que recibimos de prendas usadas, hemos hecho -entre otras cosas-, esas largas líneas de pantimedias amarradas que salieron en noticieros y periódicos, que como recordarás, haber amarrado medias usadas para reciclar desde el asta bandera del Zócalo hasta Bellas Artes y de regreso, fue un hecho sin precedente. Varias organizaciones ambientalistas expresaron su beneplácito por el efecto de conciencia ambiental que eso generaba. Toda la tela recuperada yo me encargo que se utilice para hacer relleno de almohadas, de muñecos, prendas de fantasía como disfraces, alfileteros, y en centros médicos rurales hemos usado los tubos de las medias para bañarlas con yeso y fijar brazos o piernas de gente que se los rompe. A fin de cuentas, el nylon es plástico y puede volver a fundirse para crear nuevos objetos como cuerdas de guitarra, cerdas de cepillos de dientes, fibras de alfombra, correas para mascotas y últimamente bolsas de aire para autos.

Todo el desecho se aprovecha de una u otra manera. Como ves, somos un ejemplo de conducta responsable con el ambiente haciendo nosotros mismos el acopio de desechos, premiando a las consumidoras que reciclan. Somos también un éxito comercial con una empresa en crecimiento, vendemos un producto erótico y elegante que facilita y propone el sexo oral para mujeres como una acción amorosa y primordial. Favorecemos el uso de las pantimedias que tanto agrada al público mexicano, y es algo que a mi me ha llenado de tremendo gusto, placer y dinero. Por todo esto nunca cuestioné a Catalina, ni a sus diseños ni estilos. Llegué a creer que esa extracción de sangre era una mera forma de aliviar las tensiones de la mujer moderna, o de propiciar un adelgazamiento de la cintura, llegué a tener varias ideas así de infantiles o evasivas, inconcientemente para no cuestionar ni molestar en nada a la mujer que tanto me llenaba de placer y de comodidades.

Ella tenía otros asesores técnicos en el área de producción. Lo mío era la investigación de materiales específicamente, por eso no me preocupaba de otros detalles. Sin embargo, anoche encontré una carpeta escondida de contenido impresionante. Al directorio de mujeres que te mencionaba, Catalina le anota también el tipo de sangre de cada una. Les ha creado una adicción a la prenda impregnando otro compuesto a la tela, la cual funciona como los parches para dejar de fumar que suministran nicotina a través de la piel. Las ha hecho adictas a las “Vampimedias”. Además, con cada pantimedia y resorte que regresa a nuestras manos, Catalina recibe sangre que después acumula según el tipo sanguíneo en enormes tanques, para dotar al creciente y jugoso mercado vampírico de la ciudad, que le ha resultado una mina de oro. Nada de esto me lo había mencionado ni me ha compartido ni un centavo de ello. Más me dolió haber encontrado también la lista de sus amantes de cuyas citas regresaba ensangrentada para ponerse medias para mí, para besarme con la sangre de otros impregnada en la media de su cara. Además, pude ver sus proyectos para vender nuestras famosas “Vampimedias” como parte del uniforme a los bancos que han institucionalizado el color rojo.

Lamentablemente, ahora Catalina sabe que he descubierto todo esto, discutimos bastante fuerte, las amenazas subieron de tono y al final sacó un arma. Logré escapar solo gracias al terrible pánico que sentí. Yo he sido parte fundamental de todo este aparato al que solo sirvo como investigador y veo que como socio me quedé flotando en la ingenuidad. Me enoja su engaño, su infidelidad y el robo de las ganancias que no me ha repartido, por ello, he decidido vengarme, y voy a empezar por contaminar los depósitos de sangre que con tanta ambición acumula para venderlo a los vampiros de la ciudad. Calculo que cuando ellos se vean afectados por consumir esta sangre, ellos mismos le den su merecido. Mis conocimientos de química me han servido para muchas cosas, y ahora los usaré para envenenar a su clientela y disfrutar que ellos la aplasten. Marcela, te dejo esta información por si algo me llega a ocurrir. Se que estoy jugando con fuego pero no pienso quedarme con los brazos cruzados.

Por ahora yo desaparezco. Pero calculo que tarde o temprano sabrás si tuve éxito en mi venganza.

No me busques. Yo volveré a comunicarme.

Martin.

(Cuento publicado por UNDER EDICIONES en octubre 2009) (correo govticos@hotmail.com)